jueves, 11 de agosto de 2011

Trabajo y meditación


Hoy os quiero hablar de mi vida cotidiana aquí en Mumbai. Empezaré por contaros algo de mi trabajo, que realmente, gracias a eso estoy en este país, ya que hacía muchos años que tenía la intención de visitar la inmensa India pero para eso necesitas tiempo y dinero, y no es que yo sea alguien que anda sobrado de ambas cosas, así que gracias a esta oportunidad laboral que la vida me ha brindado  he conseguido realizar uno de mis sueños, por lo que creo que es el momento de daros algunas pistas de lo que aquí hago.
Aquí lo de prevención de riesgos laborales no se lleva mucho


Estoy como becario de la Oficina de Turismo de España en India, y nuestra labor no es otra que intentar vender el país de la paella, las sevillanas y la siesta en un mercado tan amplio como es el indio. Hasta hace poco tiempo España no era un destino elegido por esta población como lugar de vacaciones, hasta que una película de cine hizo que un sentimiento multitudinario despertara y quisiera conocer el país donde la gran mayoría de vosotros se encuentra en estos momentos. A la oficina acude gente para intentar planificar su viaje, para que le demos ideas de lo que poder hacer y ver en un país hasta hace poco desconocido. Yo personalmente me estoy encargando del marketing para agencias de viaje y desde hace dos días también estoy preparando una presentación para la visita del Ministro de Turismo de España que visitará Mumbai en el próximo mes de Septiembre. Parece que suena a algo importante, pero tampoco es para tanto. Hoy en día todos sabemos hacer presentaciones con el ordenador, así que puedo decir que, posiblemente sea una de las primeras veces que disfruto con lo que hago. Mis compañeras me tratan muy bien y me han ayudado en todo lo que he necesitado.

Después de trabajar, como alguna vez ya he comentado, suelo caminar, perderme por el barullo de esta ciudad intentando encontrar un oasis de calma, que por supuesto no existe.Vídeo del tráfico en Mumbai (pincha aquí) Todavía no he visto una calle desierta, o un lugar sin ruido así que simplemente camino empapándome de nuevas aventuras y paseos a ninguna parte, que al final son los que más me impresionan. Ir a la aventura es parte de este juego, y siempre ha sido algo a lo que  no me ha costado acostumbrarme. No saber que hay al otro lado de la esquina me llama la atención, por eso siempre intento doblarla para saber que es lo que allí me espera, lo que me deparará el destino; y en tan poco tiempo he visto tantas cosas que no sabría deciros cual es la que más me ha impactado.

Otra mis aficiones es intentar aprender un poco de este idioma, el hindi, y aunque vaya muy poco a poco espero que al final de este capítulo de la vida pueda entender algo de esta lengua tan distinta a todas las que hasta ahora he conocido. No se si se escribirá así pero suena tal como esto: bayá es hermano, didí hermana, malum entiendes y kitna e cuanto es. Recordarlo y así podremos mentir en los curriculums y poner, algo a lo que estamos acostumbrados con el ingles, nivel medio alto en hindi. J

Uno de mis principales propósitos en este viaje era introducirme en el Reiki, una práctica  considerada como medicina complementaria y alternativa que trata de lograr la sanación o el equilibrio de la persona que lo recibe a través de la imposición de las manos. En mi época en Fuerteventura traté de acercarme a esta actividad, pero el lugar al que acudí no me dio buenas vibraciones por lo que desistí. Sabía que algún día llegaría a mi, sólo tenía que tener paciencia; y esa paciencia ha durado más de cinco años. Hoy por medio de una compañera de trabajo conocí a una persona que me presentó a Prasad, un maestro de esta práctica, un chico joven lleno de vitalidad y energía, con una mirada que parecía poder ver dentro de ti. Llegamos a su casa ya empezada la meditación. Sentí una sensación que nunca antes había vivido; algo invisible circulaba en aquel cuarto y decidí empaparme de ello. Allí me senté, con más de veinte personas en silencio a intentar conectar con mi interior. Os puedo asegurar que fue algo mágico. Mientras sonaba una música capaz de calmar al más fiera, aquel chico con su voz armoniosa hablaba  sobre la paz y el bienestar. Al llegar me sentía un poco extraño pero al cabo de diez minutos mi cuerpo se serenó y logré echar fuera de mi todo ese manojo de nervios que me ha acompañado en mi vida día tras día. Me sentí aliviado e incluso sentí caer dos lágrimas por mi mejilla, fruto del bienestar y de la serenidad que mi cuerpo estaba experimentando. No me atrevo a decir si ha sido una experiencia mística o quien sabe qué, pero ha sido algo muy gratificante y lo repetiré la semana que viene. Otro sueño cumplido, otra experiencia vivida. Y lo que queda…
Salud y buen fin de semana

4 comentarios:

Anónimo dijo...

eres genial bernardo
un besin
rgp

Berni La Plage dijo...

tu si que lo eres turner!!! ;)

Anónimo dijo...

Me encantó leer lo que cuentas.
Un beso y sigue disfrutando lo que haces.
Ángeles A.

Anónimo dijo...

¿Ya compraste la bandera para ir mañana a la mani a celebrar la independencia?
Quiero ver la foto :-)
Un besazo,
Miquina