martes, 2 de agosto de 2011

Mumbai, entre el cielo y la tierra


¿Qué mejor cosa puede hacer uno que después de trabajar dar un paseo para evadirte del mundo laboral? Con mi cámara en mano y un letrero en la frente que dice “no soy de aquí” (aunque creo que podríamos prescindir de tal etiqueta ya que se ve a leguas que vengo de otro mundo) recorro las calles de esta alocada ciudad buscando cosas nuevas. La verdad es que no hace falta buscar, simplemente van apareciendo situaciones que incluso me tengo que dar algún pellizco para saber si lo que estoy viendo es realidad o solamente un sueño. Aprovechando que los monzones nos están dando un pequeño respiro y que no se sabe cuanto puede durar, me adentro por callejuelas llenas de vida acompañada de miseria y pobreza. Y no es que te tengas que ir lejos para observar estas situaciones, simplemente con doblar la esquina puedes encontrarte un coche cuyo valor supera la riqueza (pobreza) de una familia entera que descansa unida a los pies del imparable ascenso económico de una ciudad que es como el día y la noche. De repente un anciano se acerca a mi y comienza a hablarme mientras intento entender una sola palabra de lo que me dice. Pero esto es India y aunque no entiendas, si que comprendes.

 El hombre mira mi cámara y posa para mi. “Tankiu” me dice con una sonrisa y se aleja cual estrella de Bollywood después de sentirse uno más de ese mundo hecho sólo para algunos privilegiados. Simplemente con un click consigues sacar algo tan preciado como una muestra de felicidad, escondida detrás del reflejo de la dura realidad.

Me pierdo entre edificios coloniales de la época inglesa que en su día seguro que fueron mansiones de poderosos británicos y hoy son el eco de una era pasada, de un mundo lejano en el tiempo y del que apenas solo quedan los cimientos. Y todo ello rodeado de vegetación tropical, nido de infinidad de mosquitos que esperan a que el sol se esconda para empezar su “jornada vampiral”, con perdón de la expresión.







El tráfico sigue siendo caótico, no importa la hora que sea. Autobuses escolares, camiones dignos de una feria zíngara, motocicletas convertidas en sidecares ya que pueden llegar a transportar a cuatro o cinco personas a la vez, eso si, es obligatorio que el conductor lleve casco.
Subir o bajar de autobús en marcha es algo cotidiano









 Y bordeando este caos, está el maravilloso mundo del tren. Decenas de miles de personas utilizan este medio de transporte; unos sentados, otros de pie y otros simplemente haciendo malabares en las puertas de unos vagones abarrotados que todavía no entiendo muy bien como pueden llegar a su destino.







Los trenes en India....un mundo aparte


Con la lección aprendida por hoy, decido retirarme después de un largo día, mientras esquivo a cientos de personas que intentar lo mismo que yo, llegar a casa, relajarse y poder pensar en  la suerte que tengo de estar en India.


Esperando para ser afeitado






En medio del caos te puedes encontrar pequeñas casas como salidas de un cuento

Las bicicletas son para el verano




Cruce de caminos.... a cualquier lugar

1 comentario:

Aroa dijo...

Las fotos son impresionantes... parece otro mundo!!