sábado, 10 de septiembre de 2011

Mumbai: Vida nocturna y su fauna


He sido ave nocturna durante varios años de mi vida; ya bien haya sido trabajando o simplemente disfrutando de la noche como buen hijo de vecino. He conocido la fiesta en varias ciudades alejadas en el espacio, en culturas diferentes, en ambientes distintos, con horarios que nada tienen que ver unos con otros. Podría hablaros de la noche en el mágico Brasil, o en la fría Inglaterra; también la he vivido en Norteamérica u otros países Latinoamericanos. En Europa también he bailado al son del ritmo alemán, o de la nuit parisina y otras ciudades del país galo; incluso en el país de los tulipanes he hecho mis pinitos y he vivido la dolce vita italiana. Tampoco se me ha dado mal los fados portugueses  Pocas ciudades españolas se han escapado de mis pasos de baile y todo esto para darme cuenta de que la noche es igual en todos los lugares del mundo. Puede cambiar la decoración del local, la música, el ambiente, la moda o los precios de las bebidas, pero he llegado a comprender que en la noche lo importante es la compañía, el círculo en el que te muevas ya que como os he dicho creo que la “party” es igual estés donde estés: es fiesta y para la cama. Pero toda mi teoría se ha venido abajo en este país. Tengo muy claro que no he venido aquí a disfrutar de las fases lunares, no está dentro de mis propósitos, pero bueno, una vez al año no hace daño y por fin he conocido la marcha de Bombay. Como no podía ser de otra forma, aquí es distinta, aquí la vida nocturna y su fauna me han dejado con la boca abierta.
He estado en varios locales y cada uno es de su padre y de su madre. Comenzando por el internacionalmente conocido Hard Rock Café; he visto en medio de la noche como dejaban de servir copas para asistir al baile, al más puro estilo Coyote Bar, de todos sus camareros al son del YMCA; lo tenían preparadísimo, una coreografía ensayada por semana les subía a lo más alto del local para deleitar a las mocinas allí presentes. Esto tampoco es algo que me llamara la atención, he visto bailes mucho más obscenos y cutres en mi corta vida, pero sería el aperitivo de lo que la noche me tenía preparado.
Aquí para moverte necesitas del transporte público, en este caso son los famosos rickshaw o Tuk Tuk, los que te trasladan de un local a otro, y que cada vez que me montó en uno vienen a mi cabeza recuerdos de cuando conducía aquel motocarro para repartir desayunos por Oviedo. Cogimos tres para llegar a nuestro próximo destino, y fueron tres ya que el primero no tenía ni idea a donde nos dirigíamos y tuvimos que bajarnos, el segundo se quedo sin motor en medio de un cruce y el tercero agotó su última gota de combustible antes de llegar al lugar elegido, por lo que terminamos nuestro viaje andando. Al llegar a la disco, fue ahí donde mi idea sobre la noche cambió por completo. Unos ciento cincuenta hombres y unas cinco o seis mujeres abarrotaban la sala bailando los últimos hits de la música india. Me dio la sensación de viajar en el tiempo a finales del siglo pasado, como si acabará de entrar en la discoteca Aruba, puntera allá por el año 1990 en mi Vetusta natal. Unos bailaban mirándose al espejo,  retocándose el tupé, gustándose mucho.  Otros danzaban agitando su cuerpo como si de una coreografía de “los bailes de gimnasia del colegio” se tratara. Otros simplemente miraban a aquel grupo de blanquitos que estaban en la pista de baile, preguntándose como demonios habrían acabado allí, y sacando, con disimulo, fotos de aquel momento diferente a cualquier otro día de fiesta desenfrenado al ritmo del “Del pita pita Del”. Un chico se acercó a mi para que le acompañara en su baile “bollywoodiense” pero ante mi torpeza, el joven prefirió deleitarme con unos pasos al estilo George Dan bailando break dance. Perdonen la expresión, pero aquello fue acojonante. Pocas veces me he reído tanto ya que el baile era de lo más… (nota del autor: elijan ustedes entre las siguientes calificaciones) hortera, cutre, ridículo, divertido, estilo eurovisión… Cada risa que yo soltaba hacía que el chaval se viniera arriba, subía, bajaba, patadita de Bisbal, movimiento de cintura; algo único, de verdad os lo digo. Cuando se acabó la canción se acercó a mi, me estrechó la mano y desapareció ente la muchedumbre del local. Tardé varios minutos en olvidar aquel momento y con Alberto, un tío andaluz majo donde los haya nos echamos a reír como si hubiéramos asistido a un show de Faemino y Cansado.
Otro lugar que conocí fue un restaurante japonés que por la noche se convierte en una especie de discoteca. La decoración me encantó, parecía como si te trasladaras a un templo budista, pero la música… lo más moderno que allí se podía escuchar era el primer éxito de Boney M, y da gracias. Y todo esto en poco más de tres horas, ya que aquí a la una y media cierran el chiringuito, a la una y treinta y uno encienden las luces y a y treinta y dos la policía está en la puerta para que se cumplan estrictamente los horarios.
La noche fue algo así como parte del cuento “Alicia en el país de las Maravillas” muy psicodélica; y para finalizarla, cogí un taxi para volver a casa indicando al taxista si conocía algún local para comprar tabaco, a lo que él asintió. Después de callejear un poco allí estaba él; un hombre con una bicicleta llena de bolsas de plástico en las que cabía todo tipo de cosas. Así que después de regatear con el “portador de necesidades nocturnas”, que quería cobrarme casi el doble del precio normal, me volví a subir al taxi para terminar una “alocada” noche  en esta ciudad que cada día me sorprende con algo nuevo. ¿Qué será lo siguiente? Pues os lo diré ahora mismo. Encontrarte una rata en la cocina de tu casa por la mañana al levantarte.
Esto es India. Ver para creer.

6 comentarios:

Goyo dijo...

Qué bueno tío. No dejes de salir, por Dios. Tienes que seguir contándonos historias de este nivel. Me he reído mucho.
Lo mejor tu recuerdo a Aruba, la de horas que se echaban allí, madre mía. Qué mayores somos. Yo lo dejé cuando se llamaba 'El Antiguo', ahora ya no sé ni cómo se llamará.

Un abrazo.

el Pistolero Zurdo dijo...

dicen que las ratas son cojonudas para la resaca :DDDDD
Que grande benny que grande

MJ dijo...

¡Jajaja! ¡Bombay es la bomba!
Y tú, Beni, un ameno corresponsal de sus noches locas.
Me encantan tus reportajes.

Un abrazo.

ATENEA dijo...

¡Qué divertida la marcha nocturna! Lo de poder dar marcha atrás en el tiempo es una experiencia que no está al alcance de cualquiera. Me he reído muchísimo con tu relato. Eres un magnífico narrador. Espero impaciente la próxima entrega.
Un abrazo.

Berni La Plage dijo...

Goyo: lo de Aruba aquí hubiera sido hasta moderno!!! muy jevi!!! jejeje un abrazo fuerte!!!

Pistolero!! las ratas son cojonudas para vomitar con resaca!! ;) Bang bang amigo!!

MJ: más que la bomba es una auténtica explosión!!! Muchas gracias!! Un abrazo!!

Berni La Plage dijo...

Atenea: tienes toda la razón, volver al pasado es algo difícil de explicar y aquí es un sentimiento continuo, a cada paso que das retrocedes en el tiempo!! Me alegro mucho que te hayas reído...¡así da gusto!! ;) Un abrazo