Recuerdo que cuando empecé a escribir este blog me preguntaba como sería mi ultima entrada, como se desarrollaría mi estancia en India y cual sería mi sentimiento al sentarme delante de mi inseparable compañero de viaje, querido portátil. Antes de abandonar un lugar en el que he vivido me gusta mirar hacia detrás y hacer un balance de las vivencias, de las experiencias sufridas, y como no, de las personas que se cruzaron por mi camino.
Recuerdo que cuando llegué era un manojo de nervios. Nervios controlados por mis ansias de navegar por aquel mar de aventuras que se presentaban delante de mi. Nunca fui muy dado a planear mis viajes: maletas a ultimísima hora, carreras para despedirme de todos los míos, último detalle olvidado del que decides prescindir. Vamos, que no soy un ejemplo a seguir a la hora de emprender un viaje. Pero eso es lo bueno que tiene viajar solo, dependes de ti mismo, y eso me gusta.
Al aterrizar en Mumbai, estaba tan excitado que apenas me preocupé de donde dormiría aquella noche. No tenía una guía de la ciudad y tampoco sabía muy bien a donde dirigirme, por lo que la excitación crecía a cada paso que daba; pero en esta vida todo va saliendo encaminado y aquella noche dormí bajo las estrellas, escondidas por la polución, que se dejaban ver desde aquel pequeño cuarto que hacía de guarida del recién llegado.
Los primeros días no daba crédito de lo que me estaba pasando, no era consciente de la inmensidad de la ciudad que habitaba. Elegí el barrio de Lower Parel, cerca de mi lugar de trabajo y, porque no decirlo, uno de los barrios más transitados de esta jungla. Miles de personas, a cualquier hora del día cubrían lo que quedaba de lo que algún día fueron aceras, Con el tiempo, aquel barrio me fue consumiendo: la constante pelea en la calle para conseguir un simple paquete de tabaco sin que te intentaran timar, las obras nocturnas del tranvía que se está construyendo aquí, el inmenso mar de cuervos que habitaban delante de mi ventana, todo eso me hizo tomar la decisión de cambiar, y trasladarme a Mahim, otro bullicioso barrio pero sin duda alguna, mucho más placentero para vivir que el anterior. Bombay es tan inmenso que comparo los barrios con pequeñas aldeas que forman la gran urbe.
He sido un afortunado a la hora de tener que valorar a la gente que conocí. En mi trabajo la calidad humana era gigantesca. Desde el primer minuto que allí pasé me sentí arropado por mis compañeras. Han sido una parte muy importante para mi en esta ciudad. Y mi jefe, un auténtico crack. A nivel de calle, las amistades que he hecho aquí las podría calificar de profundas. Esta ciudad es dura, y te aferras a tus amigos para sobrellevarla. He hecho grandes amistades en este país, y eso quizás sea lo más importante que uno se lleva de cada lugar. No suelo echar de menos los lugares, pero siempre echo de menos a la gente que allí se queda, abriendo un vínculo para siempre; ellos saben de quién hablo. Creo que está vida que me ha gustado llevar me ha premiado y hecho millonario. Millonario de buena gente a mi alrededor.
Abandono este país demostrándome a mi mismo que en esta vida si se quiere se puede. Deseaba venir a India desde hacía mucho tiempo, y aquí he estado. Abandono este país sabiendo que en algún lugar de este caos, una pequeña parte de mi se queda. Abandono este país sabiendo que algún día volveré para recorrerlo, para explorar la inmensidad de cada una de sus esquinas.
Atrás quedan mis excursiones monzónicas de los primeros meses con aquella lluvia incansable que aparecía cuando menos lo esperabas. Atrás queda mi reencuentro con mi amigo Gus en el que disfrutamos de un concierto tan heavy metal que ni se celebró. Atrás queda Goa con mi querida prima. Atrás quedan muchos recuerdos que me los llevo a mi siguiente destino.
Una nueva puerta se abre, un nuevo camino por explorar. Un país soñado por mi incluso antes que India. Un viaje que ya tuve planeado y que al final la ruleta giró y lo cambiamos por Latino América, quedando pendiente para el futuro. Tailandia me va a brindar la oportunidad de vivir su día a día, de instalar mi sueño sobre el asfalto de la ciudad de Bangkok. Una nueva página de mi vida está apunto de ser estrenada y yo quiero estar allí para poder escribirla. Ha sido una decisión tomada por mi para seguir creciendo, para continuar sumando días de mi vida intentando ver que es lo que hay un poco más allá. Nos queda tanto por descubrir…
Desde lo más profundo de mi corazón os quiero agradecer a cada uno y cada una de vosotras todo el apoyo que me habéis mostrado cada vez que leíais mis entradas. Todo el cariño que me habéis dado también me lo llevo conmigo a Tailandia, y eso es lo que me hace estar ilusionado para continuar mi andanzas por Asia y dejarlo escrito en mi siguiente blog www.berenbangkok.blogspot.com Allí os espero. Un millón de gracias por estar ahí, ha sido un autentico placer compartir un trocito de mi vida en un trocito de este inmenso país con todos ustedes.
Gracias a las personas más próximas a mi por entenderme y comprender que soy así. Os quiero de todo corazón.
Gracias India, en el futuro nos encontraremos.
Aquí os dejo un vídeo de esta etapa de mi vida :)
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